Maria Jardón Como madre de un preadolescente el ciberacoso es un problema que me da bastante miedo, las nuevas tecnologías van muy rápido y se han colado en todos los espacios de nuestra vida. Antes, cuando un niño sufría bullyng en el colegio, al llegar a su casa estaba a salvo, sin embargo, ahora su smartphone o cualquiera de sus dispositivos electrónicos pueden actuar como ventana para cualquier persona que quiera hacerles daño incluso en su habitación.
Especialmente en el ámbito educativo, la seguridad en línea se ha vuelto una prioridad y es que el ciberacoso – o cyberbullying– ha aumentado de manera alarmante en los últimos años. Se define como el acoso a través de medios digitales y lamentablemente los estudiantes, en particular, son muy vulnerables a este tipo de agresiones, lo que puede acabar acarreando un impacto negativo significativo en su bienestar emocional.
María Zysman, psicopedagoga, fundadora y directora de la Asociación Civil argentina Libres de Bullying ofreció varias recomendaciones para entender las principales señales que puede evidenciar que un niño está sufriendo ciberacoso, así cómo algunas propuestas para apoyar y acompañar en la construcción de una ética digital y en Mujeres y Madres Magazine queremos hacernos Eco de ellas.
Cambios en la conducta
“Las señales más claras por lo general son algún cambio en la conducta, una de ellas en la relación con sus dispositivos digitales -como los celulares y otros- en que los esconden, no quieren desprenderse de ellos, los mantienen con la pantalla hacia abajo. Esto se debe a que en el Cyberbullying se genera un intercambio en el que el niño no quiere irse de estos espacios, porque eso significaría no estar al tanto del daño que se le está haciendo, pero entrampándose al quedarse, lo que les genera mucho sufrimiento” afirma la Zysman.
Además, destaca qué otros cambios conductuales son, “cambios en hábitos de comportamiento, del sueño, los grados de estrés, nerviosismo y hasta la mirada”.
¿Qué podemos hacer como padres?
Una de las principales dudas que tenemos los padres es si se debe retrasar el uso de los dispositivos digitales, si les damos acceso demasiado pronto a los mismos o el problema no es la edad sino el uso que le dan. Según indica la profesional “desde mi perspectiva como psicopedagoga, mientras más tarde sea posible, mejor; sabemos que hoy esto es difícil, pero creo que darle a un niño un smartphone es un error; mientras más pequeños sean, más grandes deberían ser las pantallas” señala y añade que “también es bueno evitar en ellos el uso de auriculares, en general implementos que aporten al aislamiento social”.
Por otro lado resalta la importancia de acompañarles y ayudarles a construir una ética digital. “Es bueno que los padres conozcan las herramientas de control parental que existen, pero siempre sabiendo que todo lo que se haga en este ámbito no reemplaza el acompañamiento; los límites se deben ir generando en el tiempo, hay que construir una ética digital y para eso hace falta un adulto que enseñe, que los guíe en que no se debe hacer daño, aunque la plataforma lo permita” destaca.
La profesional, también hizo hincapié en el importante trabajo que se debe generar en los establecimientos educacionales, destacando que, “sería genial que todos quienes trabajamos en la educación de niños estemos unificados en esta visión, sabiendo que los niños llegan a la escuela con sus redes puestas, aunque dejen el teléfono en casa o no lo puedan usar en el centro, todo lo que pasa en el colegio repercute en las redes y viceversa”.
Le da relevancia también a la necesidad de trabajar estos temas, la ética digital, el registro de las emociones del otro, la libertad sobre qué y cómo quieren expresarse en esos espacios digitales.
Información: Asociación Civil argentina Libres de Bullying
Imagen: HtcHnm (Pixabay)
