El lipedema no es ni la primera ni la última enfermedad que afectando de forma mayoritariamente a la población femenina, la mitad de la población mundial, se diagnostica mayoritariamente de forma errónea. Sí, es mejor conocer al enemigo para poder combatirlo como se merece por eso hoy toca conocer mejor qué es el lipedema y cómo hay que tratarlo.
El lipedema es una enfermedad reconocida por la OMS desde 2018, que afecta al 12% de las mujeres de todo el mundo. Es una enfermedad crónica y tiene el récord de ser una de las patologías más infradiagnosticadas por los profesionales de la salud.
La doctora Carmen Llobet, en su libro “Mujeres invisibles para la medicina”, señala que por culpa de los estereotipos culturales, sociales y psicológicos, los profesionales sanitarios permiten que los problemas de salud de las mujeres sigan siendo invisibles. Un libro muy interesante para percatarnos de cómo nos ve la medicina a las mujeres como pacientes y en este caso, hablando del lipedema, es una realidad que hay que cambiar cuanto antes entre todas.
¿Qué es el lipedema y cómo hay que tratarlo?
Lo más probable es que se confunda con obesidad, con celulitis o con linfedema (inflamación de los tejidos por acumulación de líquidos), lipodistrofias o insuficiencia venosa crónica, según un Documento de Consenso sobre Lipedema publicado en 2018.
Y eso a pesar de que el lipedema es una patología que llega a afectar del 12% al 18% de las mujeres de todo el mundo, entre los 35 y los 45 años. Eso son muchas personas afectadas. Muchas mujeres afectadas y muchas de ellas mal diagnosticadas.
Hay estudios que manejan cifras aún más sangrantes y afirman que el 11% de todas las mujeres sufren algún grado de lipedema, estamos hablando de una de cada nueve mujeres en el mundo. Muchas mujeres afectadas para que se siga infradiagnosticando como se está haciendo.
Según algunas investigaciones sobre lipedema, publicadas en 2020, los síntomas de la enfermedad comienzan a aparecer -de media- a los 18 años de edad. Share on XEl lipedema es una enfermedad crónica y progresiva que afecta al tejido graso. Consiste en la acumulación anormal de tejido adiposo subcutáneo en las extremidades que se inicia en las caderas y va descendiendo hasta los tobillos.
En algunos casos el lipedema también se produce en los brazos, exceptuando las manos y llega a presentar una clara separación entre el tejido afectado y el tejido sano.
Con el tiempo el lipedema muestra una desproporción en la zona donde se han ido acumulando estas células grasas con respecto al resto del cuerpo y este aumento de volumen, en muchos casos, presenta también dolor al tacto, a la presión, al caminar o al hacer ejercicio.
Según la afectación, el lipedema se puede clasificar en distintos grados:
- Grado I: La superficie de la piel es regular, blanda y se pueden apreciar nódulos de grasa. Las pacientes pueden presentar molestias, pesadez o dolor.
- Grado II: La superficie de la piel es irregular y dura, debido al aumento de la estructura nodular.
- Grado III: La superficie de la piel es adiposa, sobre todo, en caderas y tobillos, donde abundan nódulos de grasa de distinto tamaño.
Los síntomas más frecuentes del lipedema van desde la habitual desproporción entre extremidades y resto del cuerpo, con un aumento de volumen localizado en la zona afectada, generalmente en miembros inferiores (97%) aunque también en miembros superiores (37%) y el resto del cuerpo; pasando por manchas azuladas o moratones muy frecuentes, hinchazón y tumefacción en muslos, glúteos, rodillas y tobillos, dolor a la presión porque el tejido subcutáneo se aprecia duro al tacto, sensación de pesadez en las piernas e incluso llega a darse una falta de movilidad cuando el lipedema alcanza grados avanzados.
A medida que pasa el tiempo y si no se toman medidas al respecto, la pesadez en las piernas es mayor y las molestias al tacto se convierten en dolor, que puede afectar incluso estando en reposo. Share on XEs frecuente que las pacientes que padecen lipedema refieran un empeoramiento de los síntomas con la menstruación, el calor y el ejercicio físico. También, a menudo, empeoran al practicar ejercicio, excepto la natación.
El lipedema puede ser motivo de baja laboral y puede tener un fuerte impacto emocional, causar frustración y restar calidad de vida.
Hasta ahora hay poca investigación sobre el lipedema pero un estudio desarrollado por la Universidad de Padua y el Hospital de Lausanne (Suiza) la define y explica cómo reducir su avance.
¿Cómo enfrentarse al lipedema?
Lamentablemente en España el sistema sanitario público no cubre su tratamiento a pesar de que la OMS admitió el lipedema como un problema real de salud más allá de una cuestión estética personal.
El tratamiento frente al lipedema debe ser multidisciplinar e inicialmente conservador para reducir la rapidez de su progresión.
Llevar un estilo de vida activo y mantener una alimentación saludable que evite los picos de glucemia según señalan algunos médicos, son factores fundamentales que puede hacer que la inflamación disminuya y la calidad de vida mejore pero el componente genético también se ha revelado como un factor clave en esta patología.
Para curar el lipedema se plantean intervenciones que eliminan la grasa como son la liposucción asistida por potencia con una cánula vibratoria o la liposucción asistida por agua a presión suave. Son intervenciones menos agresivas e invasivas que la liposucción tradicional y requieren de equipos de cirugía especializados en ellas.