5 razones por las que mi marido me reenamora todos los días

A estas alturas creo que si hay un marido famoso en Mujeres y Madres Magazine es el mío. No me prodigo en hablar mucho acerca de él, pero cuando lo hago sabéis que no me dejo nada en el tintero. Tengo un marido de alta demanda. Ya he reconocido en otras ocasiones que la realidad ficcionada es una práctica habitual entre los que contamos historias, pero también que en todas nuestras aventuras siempre hay un velo -más o menos notorio- de veracidad. Y hoy, precisamente, voy a hablaros de esa realidad, de ese día a día.

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Hace unos días, hablando con unas amigas acerca de las relaciones de pareja, concluíamos que para saber si merece la pena continuar con una de ellas bastaba con someterlas al juicio de la balanza. Si las cosas buenas pesaban más que las malas, ¡adelante! debíamos luchar por ella; si las malas superaban a las buenas, era el momento de pasar página.

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El truco -o quizás el engaño, según se mire- radica en la forma de mirar. Si una relación te interesa, siempre vas a verle cosas buenas; mientras que si estás hastiada de ella, al final, todo acabará molestándote.

Así, acabarás preguntándote cuándo ese madurito sexy de barba de tres días se ha convertido en el caballero de media edad con aspecto guarrete y descuidado que mora en tu cama. O, de la misma forma no sabrás qué extraña atracción ejercerá este hombre sobre mí que hasta lo encuentro sexy cagando.

No ansíes tambores y fanfarrias. Al final, el amor se nutre de pequeños gestos, ¿no? Pues la situación más cotidiana, los detalles más mundanos acaban encerrando amor del bueno. ¿Que no te lo crees? Te voy a dar pistas de dónde encontrar. Haz este ejercicio conmigo entonando un “mi marido me reenamora cuando…”

Cuando cambia el rollo del papel higiénico

Porque, al fin y al cabo, el mundo se divide entre las personas que cambian el rollo de papel higiénico cuando lo acaban y los que piensan “que se las apañe el siguiente” y ni tú ni yo, evidentemente, queremos compartir nuestra vida con uno de los segundos. ¿Quién puede confiar en alguien que te deja, literalmente, con el culo al aire?

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El sueño de todo marido…

Cuando vacía el lavavajillas a las cinco y media de la mañana

Y lo hace, además, con el sigilo necesario para que el tintinear de vasos y platos no despierte a toda la familia. He de confesar que el primer día que me levanté, abrí el lavavajillas y descubrí que él ya lo había recogido todo antes de irse a trabajar sufrí un microorgasmo espontáneo.

Cuando te deja un zumo de naranja natural en la nevera

Hago aquí hincapié en el hecho de que se levanta a las cinco y media de la mañana. Pues a esa hora, en la que yo ya tendría serios problemas para coordinar cualquier movimiento que no sea estrictamente necesario para seguir respirando, él es capaz de recoger el lavavajillas y, además, ¡dejarme un zumo de naranja natural en la nevera, con todas sus vitaminitas allí dentro, sin evaporar, desafiando la más básica lógica maternal!

Cuando jalea mis ideas disparatadas

Que son pocas, no os voy a engañar, pero justamente eso lo hace más necesario. Porque cuando una se sale de su guión vital lo que necesita, precisamente, es alguien que la jalee, no que la devuelva al redil.

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-¿Qué te parece que hagamos quinientos kilómetros en coche ida y quinientos vuelta en el día para ver un partido de baloncesto?
-¿A qué hora salimos?
-¿Adoptamos un gatito?
-¿Macho o hembra?
-¿Y si me matriculo en un postgrado de ciencia medioambiental aplicada a la cría del caracol?
-¿Necesitas que te compulse algo para la matrícula?

Pon un marido como el mío en tu vida y prepárate para llegar hasta el infinito y más allá.

Cuando dice que mi comida está deliciosa

Y, admitámoslo, a veces es una auténtica bazofia. Entre las prisas, la multitarea y mi empanada perpetua, mis fails culinarios son sonados. Pero, sin embargo, ahí está siempre él, presto y dispuesto para rebañar hasta la última migaja.

Cuando me envía mensajes subidos de tono por Whatsapp

Mensajes de esos que te sonrojan, provocan una risa floja y requieren que los borres para que no quede rastro del delito. Unos mensajes que estimulan también mi intelecto, porque con tanto emoticono ya no sé si lo que quiere es decirme que ha hecho calabacines con conejo para cenar y que después me va a interpretar un concierto de trompeta antes de lanzar confeti o querrá darme un revolcón en la cocina hasta que oiga trompetas y me salgan chirivitas por los ojos.

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¡Ay que me pongo “colorá” solo de pensar en lo que me quiere hacer!

Cuando asegura que siempre soy sexy

Que no seré yo quien diga lo contrario ¿eh? pero hay que hacer un auténtico ejercicio de imaginación para emitir tal juicio cuando me levanto con pelos de puerco espín, aliento de ultratumba, voz de cazalla y outfit de mendigo siberiano -por lo abrigada-. Si a un marido “lo pones” incluso cuando luces en pelotas y con calcetines de lana y acepta hacer así el amor para que no se te enfríen los pinreles, coincidiréis conmigo en que ahí hay amor del bueno.

Imágenes: Giphy. Imagen destacada marido superhéroe vía shutterstock

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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