Un buen protector solar es de lo mejor que puedes hacer por tu salud y la salud de tu piel

Las dermatólogas no se cansan de repetir que si solo pudieras elegir un producto antienvejecimiento para tu piel deberías elegir un protector solar sí o sí. Ni anti edad, ni anti arrugas, ni anti flacidez, ni “anti nada”. Un buen protector solar es lo mejor que vas a poder aplicar a tu piel durante todo el año pero por supuesto, a partir de este mes y por lo menos hasta el mes de octubre, aún con más motivo.

Ya empezamos a ir a eventos o a salir a la calle y sin darnos cuenta pasamos muchas horas al sol por lo que la protección de la piel es fundamental y algo que se nos olvida demasiadas veces, la hidratación también. No bebemos el agua que necesitamos y luego nos quejamos por ejemplo de que sentimos la piel seca.

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Protector solar mineral

Podemos buscar una crema de protección que nos sirva como BB y actúe como barrera de los rayos UVA porque la exposición a estos rayos, la ciencia ya nos ha demostrado, que es la culpable del envejecimiento prematuro de nuestra piel porque daña las fibras de colágeno y elastina.  

Pero es importante que nos decantemos por una crema de protección solar mineral por los múltiples beneficios que ofrece a nuestra piel:

  • Tiene una protección de amplio espectro, tanto de los rayos UVA como de los UVB.
  • Está especialmente indicada para las pieles sensibles porque su pantalla, al ser física se mantiene en la superficie de la piel y por eso no la irrita.
  • Si has pasado por un tratamiento de láser, un peeling o tienes cicatrices recientes, esta es tu crema sin duda.
  • La pantalla física actúa de forma inmediata por lo que la protección está activa desde el mismo momento de la aplicación.
  • Para niños y mujeres embarazadas es la opción ideal porque no tiene elementos en su formulación que pueda absorber la piel.
  • Son más estables y no se descomponen fácilmente bajo la exposición solar.
  • Además sus ingredientes no causan impacto ambiental en los ecosistemas marinos tan castigados por el desarrollo humano.

Una aplicación cuidadosa

Y sobre todo atenta porque los expertos en dermatología nos advierten de que hay unas zonas de nuestro cuerpo a las que sistemáticamente olvidamos cuando nos aplicamos la protección solar y te puede parecer increíble pero es absolutamente cierto.

Por los motivos que sean, porque son pequeñas, porque nos hemos despistado mientras estábamos aplicando la crema solar o porque solo te acuerdas de ellas cuando se han quemado, el caso es que sí, nos olvidamos estas zonas y conviene tenerlas en cuenta porque la exposición solar sin protección es igual de peligrosa en todo nuestro cuerpo.

Empezamos por la cara: conviene que uses la regla de “los dos dedos” para aplicar la cantidad de crema adecuada y que la extiendas incluyendo por supuesto el cuello y las orejas, las grandes olvidadas aunque no las únicas.

Los labios no se broncean porque no tienen melanina pero sí que pueden recibir el daño que ya sabes que es acumulativo, de la exposición a los rayos UV así que o un bálsamo labial con protección solar o directamente aplícate la crema que usas en el rostro.

Los ojos aunque no lo creas es una de las zonas que más protección solar necesita porque la piel de los párpados y la de la ojera, es muy delgada, carece de glándulas sudoríparas, es muy delicada y por supuesto muy propensa a desarrollar arrugas. No puedes no protegerla del sol, sería una locura.

Puede que tu crema protectora habitual te produzca molestias en esta zona, puedes buscar una específica para los ojos y añadir el cuidado adicional de unas gafas de sol por supuesto homologadas.

La nariz y los pómulos son las partes de la cara más propensas a quemarse junto con la frente y las orejas y precisamente estas últimas son unas grandes olvidadas a la hora de repartir la crema de protección solar por nuestro rostro.

No está de más el uso de accesorios como un sombrero que además de proteger del sol nuestras orejas, sirve de apoyo y protección adicional a nuestros ojos y por supuesto al cuero cabelludo que es otro de los grandes olvidados.

Si, el cuero cabelludo también es piel y el pelo no es una protección absoluta, al contrario, el cabello también necesita cuidados cuando lo exponemos al sol de forma habitual.

Lo mejor para el cuero cabelludo es aplicar un protector solar vaporizado y por supuesto cubrirlo con un sombrero, una gorra o un pañuelo.

En el cuello y el escote debemos centrarnos mucho más de lo que lo hacemos porque volvemos a unas zonas donde la piel es delgada y sensible por la carencia de células sebáceas, como pasaba en la piel del contorno de los ojos. Tiende a arrugarse con facilidad y a tener manchas provocadas no solo por la edad sino también por el sol, así que hay que mimar estas zonas.

Los rincones que no vemos

Porque no solo nos dejamos zonas sin proteger del sol en nuestra cara, cuello y escote. En el resto del cuerpo dejamos zonas también desprotegidas, rincones de nuestra anatomía que parece que nosotras no vemos pero el sol sí lo hace.

Para empezar, ten en cuenta la cantidad de crema que empleas. Para una aplicación la cantidad recomendada es la que cabe en un vaso de chupito lleno, para que te hagas una idea y si el bote de crema protectora con el que empezaste el verano aún te dura cuando ha terminado, puede ser que estés usando demasiada poca crema.

Conviene que uses la regla de “los dos dedos” para aplicar la cantidad de protector solar adecuado y que la extiendas incluyendo por supuesto el cuello y las orejas. Share on X

Los pies son los grandes olvidados, al menos los primeros días del verano porque casi todas nos los quemamos y luego ya sí, luego nos acordamos de que hay que darles crema protectora también a ellos porque el melanoma, según señalan los dermatólogos, puede aparecer también en las plantas de los pies o incluso bajo las uñas así que mejor aplicarlo sin falta.

Las corvas, sí la parte de atrás de las rodillas es la zona que se lleva la palma en melanomas en mujeres, según señalan los dermatólogos. Una recomendación general es que se aplique la crema protectora como si fuera una crema hidratante, con la misma insistencia y la misma cantidad, para no dejar olvidada ninguna zona del cuerpo.

Las axilas, lo mismo pasa aunque es verdad que es una de las pocas zonas que casi no exponemos al sol pero conviene no olvidarlas para no olvidarnos en general toda la zona de los brazos y la espalda.

Las manos, están ahí, las usamos para repartir la crema por todo el cuerpo y nos olvidamos de la parte superior de nuestras propias manos que deberíamos cubrir con crema protectora prácticamente durante todo el año.

Habitualmente solemos tener las manos más morenas que el resto del brazo, suelen salir antes las manchas propias de la edad y por culpa de la exposición solar así que sí, una buena crema de manos con protección solar durante todo el año y una aplicación generosa de una crema protectora en los meses de verano, debería ser una de nuestras prioridades a la hora de cuidar la salud de nuestra piel.

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Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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