Encima, encima de todo ahora ya sabes que sí, que el resfriado nos reseca la piel y no un poquito nada más, no. Si es que es mala suerte. Te has cogido un resfriado, catarro, trancazo y estás tirada en el sofá, con la bata-manta a la altura del cuello, la nariz como un pimiento y la caja de pañuelos tiritando.
Es un clásico. Una semana con medicinas o siete días sin ellas, como le decía un médico a mis padres cuando era pequeña. Una semana hecha unos zorros, cansada, mocosa y ahora además, con la piel más seca de lo que te gustaría. Si es que son todo malas noticias, amiga.
El resfriado nos reseca la piel ¡y mucho!
El frío ya es algo antipático para nuestra piel, los cambios bruscos de temperatura, las calefacciones a tope y el frío en la calle, hacen estragos en nuestra dermis. Además, se suma a la tragedia la falta de vitamina D típica de los días grises, todo se confabula para que la piel se nos reseque más de la cuenta y de tener un cutis de bebé pasemos a llevar un pergamino.
A todo eso y como colmo de males, le sumas que las enfermedades repercuten en nuestra piel y por supuesto, los tradicionales y traicioneros resfriados no iban a ser una excepción, el resfriado nos reseca la piel más de lo que imaginamos y de lo que nos gustaría, eso es así.
Desde la cadena de perfumerías Druni, tienen claro que hay muchas razonas por las que la piel se nos seca, desde los medicamentos que estemos tomando, a los largos periodos encerradas en casa con la calefacción, hacen que nuestra piel se resienta, además hay una realidad incuestionable según estas profesionales y es que “cuando nos sentimos mal, las ganas de cuidar nuestra piel y aplicar cremas hidratantes generalmente no están presentes, reforzando así la deshidratación de la piel.”
Y cuando la piel se deshidrata todo va mal, se produce una mayor pérdida de agua transepidérmica lo cual, provoca una mayor fragilidad de los capilares sanguíneos y puede llegar a producir rojeces y empeorar otras patologías como la dermatitis atópica o la rosácea.
… cuando nos sentimos mal, las ganas de cuidar nuestra piel y aplicar cremas hidratantes generalmente no están presentes, reforzando así la deshidratación de la piel. Share on X¿Cómo evitar el proceso?
Un buen trago
Hidratándonos. Por dentro y por fuera. Lo bueno es que uno de los remedios habituales para los resfriados y catarros es también mantener una buena hidratación tomando un poco más de líquidos de lo habitual. Da lo mismo si bebes agua, infusiones o calditos, pero hidrátate bien.
Las cremas, a mano
Para hidratarte también por fuera, incorpora cremas ricas en agentes hidratantes, como el ácido hialurónico o la glicerina, precisamente para potenciar la hidratación de la capa más superficial de la piel. Busca esos serums o cremas hidratantes con agentes humectantes y principios activos que refuercen la barrera protectora de la piel.
Para la noche aplica un tratamiento nocturno que aporte lípidos a tu piel, será de gran ayuda para que la piel se regenere durante la noche y además, para que por la mañana tengas la cara estupenda. Y una vez a la semana incluye en tu rutina una mascarilla hidratante de acción nocturna, será una hidratación extra que le va a venir de fábula a tu cara.
Un buen paseo
A poder ser procura que sea durante el día y al aire libre para que tu piel tenga un baño de vitamina D que tanto necesita y si no puedes, quizás sea el momento de que hables con tu médica para ver si deberías tomar algún suplemento.
Nada que seque
No, mejor no. Mejor evita el uso de desmaquillantes o limpiadores que sean demasiado abrasivos, al menos durante una temporada. Deja en el cajón las toallitas desmaquillantes o los limpiadores que tengan ácidos en su formulación y apuesta por limpiadores suaves y respetuosos con tu piel.
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