Tirar la comida, el hábito más tonto que hay que abandonar

Mira que podríamos haber elegido hábitos más sanos para nosotras en lugar de acostumbrarnos a tirar la comida. Podíamos haber adquirido hábitos más saludables para nuestro bolsillo y para el planeta pero se ve que no nos ha dado por ahí y hemos cogido el estúpido hábito de tirar comida.

Ya, ya sé que no eres consciente de que en tu casa tengáis costumbre de tirar la comida, me pasa lo mismo pero si me fijo un poco más, al final contribuimos todos, en mayor o menor medida, a que se tiren 90 kilos de comida al año, por persona, en nuestro país, según las cifras de Eurostat.

No sé si ha quedado claro, casi 100 kilos de comida al año tira cada español a la basura, 30 kilos salen de nuestras casas, 48 kilos los tira la industria y 11 kilos se tiran a las basuras de los distribuidores y los restauradores.

La cifra es de esas que cuesta imaginar, 1.700 millones de toneladas de comida se desperdician a nivel mundial. No es de recibo, no es justo para nadie, no hay nada que pueda justificar este volumen de alimentos tirados a los vertederos de todo el mundo.

Tenemos un problema con lo de tirar la comida

Según una encuesta que realizaron desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) el 99% de los españoles admitimos que nos molesta tirar la comida (al menos tenemos algo de sentido común, no está mal), casi un 90% consideramos que tirar la comida en buen estado no es ético, un 75% de los encuestados se siente mal cuando piensa en el dinero que termina en la basura en forma de comida y un 76% cree que el desperdicio de alimentos tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente, algo que no hay que creer porque es muy fácil comprobar que sí, que es una realidad ese impacto negativo.

Y cuando salimos a comer fuera pero por lo que sea se ha quedado media ración en el plato, aún no somos los más lanzados a pedir que por favor nos lo preparen para llevar, solo uno de cada cuatro encuestados por la OCU aseguró que lo hacían. Uno de cada cuatro, los otros tres ya saben donde va a parar esa comida.

Casi la mitad reconocía que no la pide para llevar porque cree que es muy poca cantidad y otros tantos confiesan que es que no les resulta cómodo pedirla, un 46% de los encuestados. A los que hay que sumar un 35% que directamente dice que es que le da vergüenza hacerlo.

Lo mismo tenemos que superar esas incomodidades y vergüenzas que nos llevan a tirar la comida aunque no sea delante de nuestros ojos o en la cocina de nuestra propia casa.

La cifra es de esas que cuesta imaginar, 1.700 millones de toneladas de comida se desperdician a nivel mundial. Clic para tuitear

Una vuelta completa

Vamos a darle la vuelta, vamos a superar vergüenzas y tonterías, vamos a aplicar pequeños cambios a nuestros hábitos para conseguir grandes resultados y donde primero lo vamos a notar es en nuestro bolsillo así que ¿quién podría negarse?

1º.- Planificar

Puede que sean los dos cambios más importantes para evitar el desperdicio de alimentos.

Organizarnos a la hora de hacer la compra
Comprando más hacia final de mes como recomendación de la OCU
Revisando la nevera y la despensa antes de hacer la lista de la compra
Consumir lo que ya tenemos antes de comprar algo igual
Planificar las comidas de la semana o incluso del mes, para no comprar en exceso y para poder tener en cuenta la temporalidad de los productos frescos.
Al elaborar un menú semanal podemos también anotar ideas para desayunos y meriendas y reservar un día a la semana para terminar con las sobras de los demás días y evitar desperdiciar nada.

2º.- Organizar

Algunos consejos seguro que ya los ponemos en práctica y puede que otros sean tan obvios que no nos hayamos dado cuenta de su eficacia.

Ordenar los productos recién comprados al fondo de la nevera o la despensa y los que llevan más tiempo en casa los ponemos delante, más accesibles.
Es importante guardar los alimentos de forma óptima para evitar el desperdicio, en la nevera aquellos que se estropean más fácilmente o los que ya hemos abierto, congelados los que admitan la congelación y no vayamos a consumir tan pronto.
Siempre tenemos que tener en mente que los envases solo se abren cuando estamos seguros de que los vamos a consumir antes de que se echen a perder.
Aunque no lo parezca, lo de comprar esas ofertas que hay a veces de 3×2 puede que nos salga más caro si no consumimos a tiempo esos alimentos y al final terminan en la basura.

3º.- Sensatez

Dicen que el sentido común es el menos común de todos los sentidos y puede que para evitar desperdiciar alimentos tengamos que echar mano de nuestro sentido común más de lo que lo hacemos habitualmente.

Evita comprar alimentos por impulso, las probabilidades de que al menos una parte termine en la basura son muy altas.
Si sois varios los que comprais en casa, poneos de acuerdo para no duplicar productos y alimentos que puedan terminar en la basura.
Las familias que compran comida preparada de forma habitual suelen ser las que más alimentos despilfarran, según los datos que maneja la OCU.
La lista de la compra es tu amiga, haz caso a lo que llevas escrito si antes has planificado los menús, es la mejor forma de prevenir que nada de lo que compres acabe en el cubo de la basura de tu cocina.
Si además, compras en tiendas pequeñas, compras productos locales y de temporada y compras a granel, puedes reducir aún más la generación de residuos alimentarios.
Piensa si es necesario que los alimentos sean “bonitos” en muchos casos las manzanas más feas, por ejemplo, siendo igual de nutritivas y sabrosas que las “bonitas”, tienen un precio más asequible. Quizás merezca la pena recordar que la belleza está en el interior, siempre.